lunes, 6 de junio de 2011

EDITORIAL EL NACIONAL: GARROTAZOS

6 Junio 2011, 12:33 PM
Garrotazos
En la vorágine del cólera y en víspera de un rebrote de dengue, leptospirosis y otras enfermedades endémicas, la Asociación de Clínicas Privadas anuncia un incremento de un 14 por ciento en todos los servicios hospitalarios, mientras laboratorios y representaciones farmacéuticas se destapan con un aumento del 20 por ciento en los precios de la mayoría de los medicamentos.

Antes de estos garrotazos colectivos, los importes por consultas e internamientos tenían rangos prohibitivos para la mayoría de la población que ahora ingresan al ámbito de lo imposible hasta para familia de clase media, porque el seguro básico de salud no alcanzará ni para caerse muerto.

Los dueños de clínicas han hecho un cálculo demoledor al incrementar los precios de sus servicios en un 14 por ciento en base a la sumatoria de un ocho por ciento de aumento en la tarifa eléctrica y un 14 por ciento en el salario mínimo, como si el total cobro por consultas, internamiento, emergencias y laboratorio no multiplica con creces la subida de costos marginales.

El aumento en un 20 por ciento en los precios de las medicinas, incluidos analgésicos, antigripales, proteínas y vitaminas, ha de definirse como una acción criminal que condena a la mayoría de la población, tiene un efecto multiplicador que eleva aún más el precio real al consumidor y obliga a los segmentos de menores ingresos a regresar al remedio casero.

Como si lo decretado por clínicas y laboratorios fuera maldición divina, el ministro de Salud Pública se lava las manos como el señor Pilatos y adelanta que esa dependencia no tiene autoridad regulatoria sobre las tarifas del sector privado. ¿Quién defiende a la población ante tal barbaridad?

En vez de revisar las estructuras de costos de esas empresas, los centros médicos privados optan por aplicar de manera desproporcionada e ilegítima un aumento de un 14 por ciento sobre todos los servicios, lo que significa ampliar una fuente de ganancia espuria a costa de una ciudadanía indefensa y desprotegida.

No es verdad que para cubrir los incrementos de un ocho por ciento en la tarifa eléctrica y de un 17 por ciento en el salario a un reducido personal fijo, esos establecimientos deben imponer un aumento de un 14 por ciento sobre todos los servicios que brindan a cada paciente. Eso es más que un abuso.

Se condena a muerte segura a miles de pacientes usuarios cotidianos de medicamentos relacionados con males cardiacos, respiratorios, circulatorios, prostáticos y otras enfermedades, que no podrán adquirirlos, ahora con un aumento mínimo de un 20 por ciento.

No es justo que a más de padecer de un sistema hospitalario deficiente y excluyente, sectores populares y clase media sufran de los garrotazos que significan los aumentos desproporcionados en los precios de los servicios de clínicas privadas y de medicinas esenciales. Tanto abuso hasta Dios lo ve.

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