sábado, 6 de septiembre de 2008

ESTADOS UNIDOS SE PREPARA PARA PONER FIN A LA DINASTIA PRESIDENCIAL DEL HOMBRE BLANCO


Washington, (EFE).- Con la resaca de las convenciones republicana y demócrata todavía coleando, EEUU se adentra a partir de este fin de semana en la recta final de una campaña con resultados inciertos pero que sin lugar a dudas serán históricos.

El 4 de noviembre se interrumpirá un patrón centenario que arrancó en 1789 con el presidente inaugural, George Washington.

Desde entonces han sido siempre hombres blancos los que han ocupado la presidencia y vicepresidencia de Estados Unidos.

Los dos partidos dejaron claro que EEUU vive momentos históricos durante sus recientes convenciones en Denver y Minesota.

En una de ellas, la de Denver, el demócrata Barack Obama oficializó su candidatura presidencial y escribió un renglón en la historia al convertirse en el primer negro que logra tal proeza.

Obama transformará ese renglón en ríos de tinta si el 4 de noviembre es elegido primer presidente negro del país.

Semejantes aspiraciones históricas tiene la candidata vicepresidencial republicana, Sarah Palin, quien de ver cumplidas sus ambiciones políticas se convertiría en la primera mujer en lograrlo y la segunda en intentarlo.

Las candidaturas del uno y la otra muestran los avances de EEUU en la lucha por los derechos de la mujer y las minorías, cuando se cumplen 88 años del sufragio femenino y 45 del mítico discurso "I have a dream" (Tengo un sueño) del reverendo Martin Luther King.

"Sueño con que mis cuatro hijos vivan un día en un país donde no se les juzgue por el color de su piel", dijo el 28 de agosto de 1963 King en un EEUU muy distinto, en el que la posibilidad de que un negro compitiera por la Casa Blanca parecía imposible de alcanzar.

Los expertos insisten, de todas formas, en establecer diferencias en el talante histórico del próximo 4 de noviembre dependiendo de quien se haga con la victoria en las urnas.

La primera diferencia obvia es, claro está, que Obama sería presidente y Palin una número dos elegida a dedo y no en un competitivo proceso de primarias como el "presidenciable" demócrata.

Bruce Gronbeck, profesor de la Universidad de Iowa, destaca, además, que las mujeres tienen una representación mucho mayor que los negros en la sociedad estadounidense, lo que otorga un mérito adicional a la candidatura de Obama.

"Como país, tenemos muchos más problemas en el terreno racial que en temas de género", explicó a Efe Gronbeck quien precisó que "evidentemente desde el punto de vista histórico la presidencia de Obama sería mucho más importante".

Aun así, Gronbeck señala que "el que cualquiera de ellos esté en la Casa Blanca afectará positivamente a la reputación de EEUU".

Además, y aunque Palin no se caracteriza, precisamente, por su trayectoria como feminista, "el simple hecho de que llegue a la vicepresidencia avanzaría la causa de la mujer, al dejar patente que una fémina puede ocupar los puestos más altos del Gobierno".

Gretchen Ritter, directora del Departamento de Estudios de la Mujer en la Universidad de Texas en Austin, comparte esa percepción.

"Palin no ha sido una activista del liderazgo femenino o la igualdad de género, pero aun así son muchas las mujeres que se muestran entusiasmadas con la posibilidad de que una mujer rompa una barrera histórica", dijo a Efe Ritter.

La senadora Hillary Clinton, que compitió y perdió con Obama en las elecciones primarias, insistió también en esa misma idea, al decir que su campaña había hecho 18 millones de agujeros -el número de votantes que la apoyó- en el techo que ha mantenido a las mujeres alejadas de la Casa Blanca.

Las mujeres representan ya cerca del 60 por ciento del electorado estadounidense, lo que ejerce presión sobre ambos partidos para aumentar la cuota femenina en la política.

En la actualidad hay unas 80 mujeres en la Cámara de Representantes, un foro con 435 escaños, y 16 en el Senado, donde hay 100 asientos. Los afroamericanos ocupan 42 escaños en el Congreso estadounidense.

Erwin Hargrove, profesor emérito de la Universidad Vanderbilt (Tennessee) afirma, de todos modos, que no envidia el trabajo al presidente y vicepresidente/a de turno.

"Desde luego el que gane va a heredar una situación nada fácil de arreglar", dijo a Efe Hargrove. EFE

viernes, 5 de septiembre de 2008

DISCURSO DE BARACK OBAMA EN LA CONVENCION DE DENVER


DISCURSO

Al presidente Dean y a mi gran amigo Dick Durban; y a todos mis conciudadanos de esta gran nación:

Con profunda gratitud y una gran humildad, acepto vuestra nominación para la Presidencia de Estados Unidos.

Dejarme expresar mi agradecimiento a la histórica lista de candidatos que me han acompañado en este viaje, y especialmente a quien ha llegado más lejos –una campeona para los trabajadores americanos y una inspiración para mis hijas y las vuestras – Hillary Rodham Clinton. Al presidente Clinton, que anoche demostró la necesidad de cambio como sólo él puede hacerlo, a Ted Kennedy, que encarna el espíritu de sacrificio; y al próximo vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, os doy
las gracias.


Estoy agradecido de terminar este camino con uno de los más brillantes estadistas de nuestro tiempo, un hombre con el que se siente a gusto todo el mundo, desde los líderes mundiales hasta los revisores de la compañía de trenes Amtrak que todavía toma para regresar a su casa cada noche.

Al amor de mi vida, nuestra próxima primera dama, Michelle Obama, y a Sasha y Malia– os amo mucho y estoy muy orgulloso de vosotras.

Hace cuatro años, estaba delante vuestro y os conté mi historia – de la breve unión de un joven de Kenia y una joven mujer de Kansas que no les iban muy bien las cosas ni eran muy conocidos, pero que compartían la creencia de que en América, su hijo podía alcanzar lo que se propusiese en su cabeza.

Es esa promesa la que ha hecho este país destacar – que con un duro trabajo y sacrificio, cada uno de nosotros puede tratar de alcanzar nuestros sueños y también seguir siendo parte de la familia americana para asegurarnos que la siguiente generación podrá perseguir igualmente sus sueños.

Es por ello por lo que comparezco hoy esta noche. Porque durante 230 años, en cada momento en el que esa promesa estaba en peligro, hombres y mujeres corrientes – estudiantes y soldados, granjeros y profesores, enfermeras y limpiadoras- encontraron el coraje para mantenerla viva.

Nos encontramos en uno de esos decisivos momentos – el momento en el que nuestra nación está en guerra, nuestra economía atraviesa una situación confusa, y la promesa americana ha sido amenazada una vez más.
Esta noche, más americanos están sin trabajo y más trabajan por menos.

Muchos de vosotros habéis perdido vuestros hogares y muchos más veis cómo cae en picado el valor de vuestras casas. Muchos tenéis automóviles que ahora no os podéis permitir conducir, deudas de las tarjetas de crédito que no podéis pagar, gastos de matrículas inalcanzables.

Todos estos desafíos no son todos atribuibles al Gobierno. Pero el no haberles hecho frente es la consecuencia de la descomposición de la vida política en Washington y las fallidas políticas de George W. Bush. América es mejor que estos últimos 8 años. Somos mejor país que eso.

Este país es más decente que uno en el que una mujer de Ohio, a punto de jubilarse, se encuentra por una enfermedad en una catastrófica situación después de una dura vida de trabajo.

Este país es más generoso que aquel en el que un hombre de Indiana tiene que ver cómo la maquinaria con la que ha trabajado durante veinte años es embarcada hacia China y, turbado, ha de explicar cómo se siente fracasado al regresar a casa y contarle lo ocurrido a su familia.

Somos más compasivos que un Gobierno que permite que sus veteranos duerman en la calles y sus familias caigan en la pobreza; que permanece de brazos cruzados mientras delante de nuestros ojos se hunde una gran ciudad de América. Esta noche, le digo al pueblo americano, a los demócratas y a los republicanos, a los independientes de toda esta gran nación. Ya basta. Este momento –esta elección- es nuestra oportunidad para mantener viva en el siglo XXI la promesa americana.

Como la próxima semana, en Minnesota, el mismo partido que os ha traído dos mandatos de George Bush y Dick Cheney le pedirá a este país un tercero, estamos aquí ahora porque amamos este país demasiado para dejar que los próximos cuatro años se parezcan a los últimos ocho. El 4 de noviembre tenemos que levantarnos y decir: ya estamos hartos. Ahora no dejemos ninguna duda. El candidato republicano, John McCain, ha vestido el uniforme de nuestro país con valor y distinción, y por ello le debemos respeto y
gratitud.

La próxima semana, también escucharemos sobre esos momentos en los que había roto con su partido como prueba de que el puede traer el cambio que necesitamos. Pero los hechos son claros, John McCain ha votado con George Bush el noventa por ciento de las veces. Al senador McCain le gusta hablar de juicio, pero en realidad, qué os asegura a vosotros que George Bush ha estado en más del noventa por ciento de las ocasiones acertado. No sé lo que pensáis vosotros, pero yo no estoy dispuesto a asumir sólo una posibilidad de cambio en el diez por ciento.

La verdad es que en cada uno de los asuntos, en cada uno de los que afecten a vuestra vida –salud, educación y en la economía-, el senador McCain ha sido todo, menos independiente. Asegura que nuestra economía ha hecho grandes progresos bajo este presidente. Sostiene que los fundamentos de la economía son fuertes. Y cuando uno de sus principales consejeros – el hombre responsable de escribir su programa económicohablaba de la ansiedad en la que viven los americanos, dijo que estamos viviendo sólo una recesión mental y que somos, y cito textualmente, una nación de quejicas.

¿Una nación de quejicas ¿ Dígale eso a los orgullosos trabajadores de las plantas de automoción de Michigan que, después de enterarse de que iba a cerrar, todavía siguen yendo cada día a trabajar tan duro como siempre, porque saben que hay quienes cuentan con los frenos que han hecho. Dígale eso a las familias de los militares que cargan sus problemas en silencio, sobre sus hombros, mientras ven cómo sus seres queridos parten para su tercer o cuarto o quinto despliegue. Estos no son quejicas. Trabajan duro, lo entregan todo y aún siguen sin quejarse. Estos son los americanos que yo conozco.

Bien, no creo que al senador McCain no le importe qué es lo que está pasando con la vida de los americanos. Pienso que es que no lo sabe. ¿Por qué otro motivo si no podría él definir a la clase media como aquella que gana menos de cinco millones de dólares al año? ¿De qué manera si no podría proponer cientos de miles de millones en rebajas fiscales para las grandes corporaciones y compañías petroleras pero ni un solo penique de ayuda fiscal para más de cien millones de americanos? ¿Cómo si no puede él ofrecer un plan de salud que penalizará con impuestos a las personas o un plan educativo que no servirá para ayudar en nada a las familias a pagar las escuelas, o el plan para privatizar la seguridad social y jugarse vuestras pensiones”. No es porque a John McCain no le importa, es porque no lo capta.

Durante más de dos décadas ha estado abonado a esa vieja, desacreditada filosofía republicana –da más y más a los que más tienen y confía en que la prosperidad descienda a los demás. En Washington, lo llaman la sociedad de propietarios, pero lo que realmente significa es que estás sólo. ¿Te has quedado sin empleo? Mala suerte. ¿no tienes seguro de salud? El mercado lo resolverá. ¿Has nacido pobre? Arréglatelas con tu propio esfuerzo, aunque no puedas. Estás sólo.

Es hora de que paguen por sus fracasos. Es nuestro momento para cambiar América. Lo veis, los demócratas tenemos una medida diferente de lo que es el progreso en este país. Medimos el progreso por el número de personas que pueden encontrar un empleo en el que ganen lo suficiente para hacer frente a las hipotecas, que también permite un poco de dinero extra a final de mes para poder ver algún día a vuestros hijos recibir sus
diplomas universitarios. Medimos el progreso en los 23 millones de nuevos empleos que fueron creados cuando Bill Clinton era el presidente – cuando la familia media estadounidense vio subir sus ingresos hasta 7.500 dólares en vez de los 2.000 que ha caído bajo George Bush.

Nosotros medimos la fortaleza de nuestra economía no por el número de multimillonarios que tenemos o los beneficios de las empresas de la lista Fortune 500, sino si alguien con una buena idea puede tomar el riesgo y emprender un nuevo negocio, o si las camareras que viven de las propinas pueden librar un día para poder llevar al médico a su hijo enfermo sin ser despedidas – una economía que honra la dignidad del trabajo.

Las claves que empleamos para medir la fortaleza económica son si estamos cumpliendo con la promesa fundamental que ha hecho que este sea un gran país - una promesa que es la única razón por la que estoy aquí esta noche. Porque en las caras de esos veteranos jóvenes que regresan de Irak y Afganistán, veo a mi abuelo, quien se alistó después de Pearl Harbor, marchó en las filas del Ejército de Patton y fue premiado por una nación agradecida con la oportunidad de ingresar en la universidad mediante del Acta para los veteranos.

En la cara del estudiante joven que duerme sólo tres horas antes de entrar en el turno de noche, pienso en mi mamá, quien, sóla, nos crió a mi hermana y a mí mientras trabajaba y estudiaba para un título, quien una vez recurrió a la asistencia pública para la alimentación pero todavía pudo enviarnos a las mejores universidades del país con la ayuda de los préstamos para estudiantes y las becas. Cuando oigo a otro trabajador que me dice que su fábrica ha cerrado, recuerdo a todos aquellos hombres y mujeres del barrio sur de Chicago con quienes me solidaricé y por quienes luché hace dos años, después del cierre de la planta siderúrgica.

Y cuando oigo a una mujer que habla de las dificultades de abrir un negocio propio, pienso en mi abuela, quien progresó trabajando, desde el grupo de secretarias hasta ser supervisora, pese a los años en que no fue considerada para un ascenso por ser mujer. Es ella quien me enseñó lo que es el trabajo duro. Es ella quien aplazó la compra de un nuevo automóvil o un nuevo vestido para que yo pudiera tener una vida mejor. Me entregó todo lo que tenía. Y aunque ya no puede viajar, sé que está siguiéndonos esta noche y que esta es su noche también. No sé qué tipo de vidas cree John McCain que llevan los famosos, pero ésta ha sido la mía. Estos son mis héroes. Sus historias son las que me formaron. Y es en nombre de ellos que pretendo ganar estas elecciones y mantener nuestra promesa viva, como presidente de Estados Unidos.

¿Qué es esa promesa?

Es una promesa según la cual cada uno tiene la libertad para hacer de nuestras vidas lo que queramos, pero que también tenemos la obligación de tratarnos mutuamente con dignidad y respeto. Es una promesa que dice que el mercado debería premiar la ambición y la innovación y generar crecimiento, pero que las empresas deberían cumplir con sus responsabilidades en cuanto a la creación de empleos americanos, vigilar por los trabajadores americanos, y atenerse a las reglas de buena conducta.

La nuestra es una promesa que dice que el gobierno no nos puede solucionar todos los problemas, pero lo que sí debe hacer es lo que no podemos hacer por nosotros mismos, Protegernos del daño y proveer a cada niño una educación adecuada, mantener nuestra agua limpia y nuestros juguetes seguros, invertir en nuevos colegios y nuevas carreteras y nueva ciencia y tecnología.

Nuestro gobierno debe trabajar por nosotros, no contra nosotros. Debe ayudarnos, no dañarnos. Debe garantizar la oportunidad no sólo a aquellos que más dinero e influencia tienen, sino a cada americano dispuesto a trabajar. Esa es la promesa de América. La idea de que somos responsables de nosotros mismos, pero también de que nos levantaremos o caeremos juntos como una nación: la creencia fundamental de que yo soy el guardián de mi hermano: yo soy el guardián de mi hermana.
Esa es la promesa que debemos cumplir. Ese es el cambio que necesitamos ahora mismo. Por tanto, dejad que precise exactamente qué es lo que significará ese cambio si yo soy elegido Presidente. El cambio implica un código fiscal que no premie a los "lobbys" que lo redactaron, sino a los trabajadores americanos y las pequeñas empresas que lo merecen. A diferencia de John McCain, dejaré de conceder ventajas fiscales a las corporaciones que trasladen los empleos al extranjero, y comenzaré a darlas a las empresas que creen buenos puestos de trabajo aquí mismo en América. Eliminaré los impuestos sobre ganancias para los pequeños negocios y empresas recién establecidas que van a crear los empleos bien remunerados y de alta tecnología del mañana.

Rebajaré los impuestos - los voy a rebajar - para el 95% de todas las familias que trabajan, porque en una economía como la nuestra lo último que se debe hacer es aumentar los impuestos para la clase media. Y, por el bien de nuestra economía, nuestra seguridad y el futuro de nuestro planeta, estableceré una meta clara como Presidente: en un plazo de diez años, pondremos fin a nuestra dependencia respecto al petróleo de Oriente Medio.

Washington lleva 30 años hablando de nuestra adicción al petróleo, y John McCain lleva 26 de esos años allí. En este tiempo, él ha dicho "no" a las exigencias de mayor eficiencia energética de los automóviles, "no" a las inversiones en energía de fuentes renovables, "no" a los combustibles renovables. Y hoy, importamos el triple de petróleo que el día que el senador McCain asumió el cargo. Ahora es el momento de poner fin a la adicción, y de comprender que sacar petróleo de los pozos es una medida para salir del paso, no una solución a largo plazo. Ni remotamente.

Como presidente, aprovecharé nuestros recursos de gas natural, invertiré en tecnología del carbón limpia, y encontraré la manera de aprovechar con seguridad la energía nuclear. Ayudaré a nuestras empresas del automóvil a readaptarse, para que los automóviles de bajo consumo del futuro se construyan aquí mismo en América. Voy a facilitar que los americanos tengan suficientes recursos para comprar esos autos nuevos. Y voy a invertir 150.000 millones de dólares en la próxima década en fuentes renovables de energía que podamos costear - energía eólica, y energía solar y la próxima generación de biocombustibles; una inversión que desembocará en nuevas industrias y cinco millones de empleos que paguen bien y que nunca puedan ser
externalizados.

América, ahora no es el momento de pequeños proyectos. Ahora, es el momento de cumplir por fin nuestra obligación moral a facilitar a cada niño una educación de primera clase, porque es lo mínimo para poder competir en la economía global. Michelle y yo estamos aquí esta noche sólo porque nos dieron la oportunidad de una educación. Y no voy a conformarme con una América donde algunos niños no tienen esa oportunidad. Voy a invertir en la educación de los más pequeños. Voy a reclutar a un ejército de nuevos maestros, les pagaré salarios más altos y les daré un mayor apoyo. Y, a cambio, voy a pedir un listón más alto y que se rindan cuentas. Y mantendremos nuestra promesa hecha a cada uno de los jóvenes americanos - si tú te comprometes con tu comunidad o con tu país, garantizamos que podrás pagar una enseñanza superior. Ahora es el momento de cumplir, por fin, la promesa de un acceso a preciosrazonables a cuidados sanitarios para todos y cada uno de los americanos. Si ya tenéis acceso a la Sanidad, mi proyecto supondrá el desembolso de primas más pequeñas. Si no lo tenéis, vais a poder disfrutar de la misma cobertura que los miembros del Congreso se conceden a si mismos.

Yo mismo vi cómo mi madre discutía con las empresas de seguros desde la cama donde moría de cáncer y voy a asegurarme de que esas mismas empresas dejen de discriminar a los que están enfermos, los que más necesitan atención sanitaria. Ahora es el momento de ayudar a las familias con bajas pagadas por enfermedad y mejores permisos por asuntos familiares, porque nadie en América debería tener que elegir entre salvar su empleo y cuidar a su niño o a su progenitor enfermo.

Ahora es el momento de cambiar nuestras leyes sobre quiebras para que vuestras pensiones estén protegidas por encima de las primas de los ejecutivos; y es la hora de salvaguardar la Seguridad Social para generaciones futuras. Y ahora es el momento de cumplir la promesa del mismo salario por el mismo trabajo, porque yo quiero que mis hijas tengan exactamente las mismas oportunidades que vuestros hijos. Ahora, muchos de esos proyectos van a costar dinero, y es por eso que he explicado de dónde va a proceder cada céntimo – cerrando los resquicios corporativos y los paraísos fiscales que no ayudan a América crecer. Pero también voy a analizar el presupuesto federal, línea por línea, eliminando los programas que no dan resultados, y mejorando y reduciendo costes en los que sí necesitamos – porque no podemos afrontar los desafíos del siglo 21 con una burocracia del siglo 20. Los Demócratas también debemos reconocer que realizar la promesa de América va a necesitar más que dinero. Requiere un sentido renovado de la responsabilidad por parte de cada uno de nosotros, para recuperar lo que John F. Kennedy denominó nuestra “fortaleza moral e intelectual”. Sí, el Gobierno debe dar ejemplo en la dependencia energética, pero cada uno de nosotros debe ayudar a hacer nuestros hogares y negocios más eficientes. Sí, debemos ayudar a salir de su situación a los jóvenes que caen en la delincuencia y la desesperación. Pero debemos reconocer que los programas por sí solos no pueden sustituir a los padres: que el Gobierno no puede apagar el televisor para que una niña haga sus deberes: que los padres deben asumir una mayor responsabilidad a la hora de dar el amor y la orientación que sus hijos necesitan.

La responsabilidad individual y la responsabilidad mutua: esa es la esencia de la promesa de América. Y de la misma forma que nosotros cumplimos nuestra promesa a la próxima generación aquí en casa, también debemos cumplir la promesa de América en el exterior. Si John McCain quiere protagonizar un debate sobre quién tiene el mejor temperamento, y juicio, para servir como el próximo Comandante en Jefe, ese es un debate en el que yo estoy dispuesto a entrar. Porque mientras el senador McCain dirigía la vista hacia Irak en los días justo después del 11-S, yo me levanté para oponerme a esta guerra, sabiendo que nos iba a distraer de las auténticas amenazas que afrontamos. Cuando John McCain dijo que podríamos “arreglárnoslas” en Afganistán, yo hablé a favor de recursos y tropas adicionales para terminar la lucha contra los terroristas que realmente nos atacaron el 11 S, y dejé claro que debemos eliminar a Osama bin Laden y sus lugartenientes si se ponen a tiro. A John McCain le gusta decir que perseguirá a Bin Laden hasta las puertas del Infierno – pero ni siquiera se acercará a la cueva dónde vive. Y todavía hoy, cuando mi llamamiento a establecer un marco temporal para retirar nuestras tropas de Irak ha encontrado el eco del Gobierno iraquí e incluso la administración Bush, incluso después de saber que Irak tiene un superávit de 79.000 millones de dólares mientras nosotros nos ahogamos en déficits, John McCain se queda solo en su negativa obstinada a poner fin a una guerra equivocada. Ese no es el “juicio” que necesitamos. Eso no nos mantendrá seguros. Necesitamos a un presidente que sepa afrontar las amenazas del futuro, no aferrarse a las ideas del pasado. No se derrota a una red terrorista que opera en 80 países al ocupar a Irak. No se protege a Israel y se detiene a Irán simplemente con un discurso duro desde Washington. No se puede realmente dar la cara por Georgia cuando se ha puesto en entredicho a nuestras alianzas con más solera. Si John McCain quiere seguir a George Bush con más discurso duro y estrategia equivocada, es su opción – pero no es el cambio que necesitamos.

Somos el partido de Roosevelt. Somos el partido de Kennedy. Así que, no me digan que los Demócratas no defenderemos a este país. No me digan que los Demócratas no nos mantendremos seguros. La política exterior Bush-McCain ha malgastado el patrimonio que generaciones de estadounidenses –Demócratas y Republicanos- han construido, y estamos aquí para restaurar ese patrimonio. Como Comandante en jefe, nunca dudaré en defender a esta nación, pero no enviaré a nuestras tropas para enfrentarse al peligro sin una misión clara y un compromiso sagrado para aportarles los materiales que necesitan en la batalla y la asistencia y ayudas que se merecen cuando vuelvan a casa.

Pondré fin a esta guerra en Irak de forma responsable, y terminaré la lucha contra Al Qaeda y los Talibán en Afganistán. Reconstruiré nuestras fuerzas armadas para hacer frente a futuros conflictos. Pero también reanudaré la diplomacia dura y directa que puede impedir que Irán obtenga armas nucleares y frenar la agresión rusa. Construiré nuestras alianzas para vencer a las amenazas del siglo XXI: el terrorismo y la proliferación nuclear, la pobreza y el genocidio, el cambio climático y la enfermedad. Y restableceré nuestro nivel moral, para que América una vez más sea esta última, mejor esperanza para todos los que acuden a la causa de la libertad, que están deseando vivir en paz y que anhelan un futuro mejor. Éstas son las políticas que voy a desarrollar. Y en las semanas venideras, quiero debatirlas con John McCain.

Pero lo que no voy a insinuar es que el Senador adopta sus posturas con fines políticos. Porque una de las cosas que tenemos que cambiar en nuestra vida política es la idea de que la gente no puede discrepar sin poner en duda la ética y el patriotismo del otro. Los tiempos son demasiado graves, está demasiado en juego para seguir este mismo guión político. Así que pongámonos de acuerdo en que el patriotismo no tiene partido. Yo amo a este país, y John McCain también lo ama. Los hombres y las mujeres que prestan servicio en nuestros campos de batalla pueden ser Demócratas y Republicanos e independientes, pero han luchado y derramado sangre juntos y algunos han muerto juntos bajo la misma orgullosa bandera. No han prestado servicio a una América roja o a una América azul – han prestado servicio a los Estados Unidos de América. Así que, tengo una noticia para usted, John McCain. Todos damos la prioridad a nuestro país.

América, nuestra tarea no será fácil. Los desafíos a que nos enfrentamos exigen hacer elecciones difíciles, y tanto Demócratas como Republicanos tendrán que deshacerse de las desgastadas ideas y políticas del pasado. Una parte de que lo que se ha perdido en estos últimos ocho años no se puede medir en sueldos perdidos o mayores déficits comerciales . Lo que se ha perdido en esos últimos ochos años es nuestro sentido de una misión común –nuestro sentido de una misión superior. Y eso es lo que tenemos que restablecer. Puede que no estamos de acuerdo sobre el aborto, pero seguramente podemos ponernos de acuerdo sobre la reducción de los embarazos no deseados en este país. La realidad de la tenencia de armas puede ser diferente para cazadores de las zonas rurales de Ohio que para aquellos castigados por la violencia de bandas en Cleveland, pero no me digan que no podemos defender la Segunda Enmienda mientras mantengamos los AK-47 fuera de las manos de delincuentes. Sé que hay discrepancias sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero seguramente podemos estar de acuerdo en que nuestros hermanos y hermanas gays y lesbianas se merecen poder visitar a sus seres queridos en el hospital y llevar vidas libres de la discriminación. Los ánimos están enardecidos en cuanto a la inmigración, pero no sé a quien le beneficia cuando se separa a una madre de su hijo en la infancia o un empleador socava los sueldos estadounidenses al contratar a trabajadores ilegales. Esto también forma parte de la promesa de América – la promesa de una democracia donde podemos encontrar la fuerza y la elegancia para superar las divisiones y unirnos en un esfuerzo común.

Sé que hay quienes desprecian tales convicciones como meras palabras bonitas. Ellos afirman que nuestra insistencia en algo mayor, algo más firme y sincero en nuestra vida pública supone simplemente un caballo de Troya para impuestos más altos y el abandono de los valores tradicionales. Y eso es de esperar. Porque si careces de ideas frescas, entonces empleas tácticas pasadas para espantar a los votantes. Si no tienes historial para sostener tu candidatura, entonces presentas a tu contrincante como alguien del cual la gente debería huir.

Haces una gran elección de cosas pequeñas. Y ¿saben una cosa? – ha servido en el pasado. Porque se alimenta del escepticismo que todos tenemos con respecto al gobierno. Cuando Washington no funciona, todas sus promesas parecen huecas. Si tus esperanzas has sido frustradas una y otra vez, lo mejor es dejar de esperar, y conformarse con lo ya conocido. Lo capto. Reconozco que no soy el candidato más convencional para este cargo. No encajo en el pedigrí típico, y no he pasado mi vida profesional en los pasillos de Washington.

Comparezco ante vosotros esta noche porque a lo largo y ancho de Estados Unidos algo comienza a moverse. Lo que no entienden los escépticos es que estas elecciones nunca han sido sobre mí. Han sido sobre vosotros. Durante 18 largos meses vosotros habéis dado la cara, uno por uno, y habéis dicho basta a las políticas del pasado. Vosotros entendéis que en estas elecciones el mayor riesgo que podemos correr es intentarlo con las mismas viejas políticas, con los mismos viejos protagonistas y esperar una resultado diferente. Vosotros habéis demostrado lo que nos enseña la Historia – que en un momento determinante, como éste, el cambio que necesitamos no procede de Washington. El cambio llega hasta Washington.

El cambio ocurre porque el pueblo estadounidense lo exige – porque se levanta y reivindica ideas nuevas, liderazgo nuevo, y una vida política nueva para tiempos nuevos.

América, éste es uno de esos momentos. Creo que, por muy difícil que sea, el cambio que necesitamos se nos acerca. Porque lo he visto. Porque lo he vivido. Lo he visto en Illinois, cuando aportamos asistencia sanitaria a más niños y pasamos a más familias desde ayudas sociales hasta empleo. Lo he visto en Washington, donde trabajamos, superando las divisiones partidistas, para hacer más transparente el gobierno y pedir responsabilidades a los “lobbys”, dar mejor asistencia a nuestros veteranos y mantener las armas nucleares fuera de las manos de los terroristas. Y lo he visto en esta campaña. En los jóvenes que votaron por primera vez y en aquellos que volvieron a participar después de mucho, mucho tiempo. En los Republicanos que pensaban que nunca recogerían una papeleta Demócrata, pero sí lo hicieron. Lo he visto en los trabajadores que preferirían recortar su semana laboral en una jornada a que sus amigos perdiesen el puesto de trabajo, en los soldados que vuelven a enrolarse después de haber perdido una extremidad, en los buenos vecinos que acogen a un desconocido cuando golpea un huracán y llegan las inundaciones.

Este país nuestro tiene más riqueza que cualquier nación, pero no es eso que nos hace ricos. Tenemos las fuerzas armadas más poderosas de la Tierra, pero no es eso lo que nos hace fuertes. Nuestras universidades y cultura son la envidia del mundo, pero no es eso lo que hace que el mundo siga llegando a nuestras costas. En vez de todo eso, es el espíritu americano – esa promesa americana- que nos impulsa adelante aun cuando el camino es indefinido, que nos une pese a nuestras diferencias, que nos hace fijarnos no en lo que se ve, sino en lo no visto, ese lugar mejor a la vuelta de la esquina.

Esa promesa es nuestra mejor herencia. Es una promesa que hago a mis hijas cuando las acuesto por la noche, y una promesa que vosotros hacéis a los vuestro -una promesa que ha motivado a los inmigrantes a cruzar océanos, a los pioneros a viajar al oeste; una promesa que llevó a los trabajadores hasta los piquetes y a las mujeres a aspirar al sufragio.

Y es esa promesa que hace hoy 45 años atrajo a estadounidenses desde cada rincón de esta tierra a reunirse en una explanada en Washington, ante el monumento a Jefferson, para escuchar a un joven predicador de Georgia hablar de su sueño. Los hombres y las mujeres que se concentraron allí pudieran haber escuchado muchas cosas. Podrían haber escuchado palabras de ira y discordia. Pudieran haber sido empujados a rendirse ante el miedo y la frustración de tantos sueños demorados. Pero lo que escucharon, en vez de eso, las personas de todas las confesiones y todos los colores, de todas las condiciones – es que en América nuestros destinos están inextricablemente unidos. Que, juntos, nuestros sueños pueden ser uno. “No podemos andar solos”, dijo el predicador. “Y mientras andamos, tenemos que jurar que siempre marcharemos hacia delante. No podemos volver atrás”.

América, no podemos volver atrás. No cuando hay tanto trabajo por hacer. No con tantos niños por educar y tantos veteranos por cuidar. No con una economía por arreglar y ciudades por reconstruir y granjas por salvar. No con tantas familias por proteger y tantas vidas por reparar. América, no podemos volver atrás. No podemos andar solos.
En este momento, en estas elecciones, tenemos que prometer una vez más marchar hacia el futuro. Que cumplamos con esa promesa –esa promesa americana- y en las palabras de la Biblia agarrarnos firmemente, sin flaquear, a la esperanza que profesamos.

Gracias. Que Dios os bendiga y que Dios bendiga los Estados Unidos de América.



Traducción de la agencia Efe del texto del discurso en la página web oficial del candidato demócrata Barack Obama

jueves, 4 de septiembre de 2008

POR UNA NACION DECENTE



Por Dr. Serafín Contreras Galeano

.- Por considerarlo de interes el partido Justicia Social de la Rep. Dom. publica este articulo


“Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma”. Arthur Miller (1915-2005) Dramaturgo estadounidense.

Terminó, pues, Salomón la casa del Señor, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Dios, y en su propia casa, fue prosperado….. Entonces apareció El Señor á a Salomón de noche y le dijo: “Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar como Casa de sacrificio”.

Si yo cierro los cielos para que no haya lluvia, y si mando a la langosta que consuma la tierra, o si envío pestilencia a mi pueblo; “si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra”.

Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos, a la oración que se haga en este lugar;— pues ahora he elegido y santificado esta Casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre. 2 Crónicas 7:11-15

2 Crónicas 7:14 nos confronta cuando vemos las noticias.


¿CÓMO SE SANA UNA NACIÓN?


“Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual”.Martín Luther King (1929-1968) Religioso estadounidense.

UNA NACIÓN SE SANA CUANDO NOS HUMILLAMOS.

“Si se humillare mi pueblo”.

¿Qué es humillarse?

Es poner a un lado la apariencia, quitarnos las máscaras, despojarnos de nuestra experiencia, romper nuestros proyectos humanos y lanzarnos a los brazos del padre.

“ Si nosotros fuéramos realmente humildes, conoceríamos realmente lo mentirosos que somos”. Thomas Merton.

“ Señor enséñame a humillarme ante ti de tal manera que pueda entender lo mentiroso que soy y el fraude que vivo”.

“Humillación es real desespero. Desespero de mi mismo para que yo pueda esperar enteramente en ti”. Thomas Merton.

AUTOSUFICIENCIA es el elemento que nos aleja de la dependencia absoluta de Dios. Indiferencia nos hunde en el pozo de la indolencia e insensibilidad es la piel dormida del alma para poder captar lo sublime, tierno e inmensurable de la riqueza divina puesta a disposición de los pueblos quebrantados.

Cuantas veces mientras nuestra nación se deteriora moral, espiritual, política y familiarmente nosotros parecemos dormidos en el lecho de la desesperanza, pero cuando despierto en medio de la humillación de mi propia vanidad, la oración me conecta con el trono de la gracia para ver el despertar de mi espíritu y de mi pueblo.

“Una nación permanece fuerte mientras se preocupa de sus problemas reales, y comienza su decadencia cuando puede ocuparse de los detalles accesorios”
Arnold J. Toynbee (1889-1975) Historiador inglés.

UNA NACIÓN SE SANA CUANDO ORAMOS.

“ y oran”

• Orar porque es la única opción que tenemos.
• Orar porque Jesús mismo lo demostró en todo su ministerio.

“No importa que nivel de madurez espiritual hayamos alcanzado, necesitamos renovar nuestras apariencias, necesitamos frescas manifestaciones y nuevas visitaciones del cielo. Necesitamos que las ventanas de los cielos se abran una y otra vez sobre nuestras cabezas. Necesitamos que el Espíritu Santo nos de otra vez un Pentecostés.” Charles Spurgeon.

“ Sin mi nada podéis hacer” Jesús de Nazaret.-
La oración, la intercesión y el quebranto son las herramientas divinas para ver cambios sustanciales en nuestra nación. ¿Cuándo fue la última vez que invertimos unas cuantas horas en la noche o en la mañana para interceder por nuestra nación?. Dios le dijo a Salomón: ¡Si mi pueblo se humilla y ora!. Dos primeros elementos vitales en el sendero de la recuperación de nuestra nación y esos dos elementos comienzan en mi y en ti.

UNA NACIÓN SE SANA CUANDO BUSCAMOS EL ROSTRO.



“ Y buscaren mi rostro”.

¿Qué es buscar su rostro? No es lo mismo que orar?.

No, No es lo mismo. Usted y yo podemos orar sin buscar el rostro de Dios. Buscar el rostro de Dios es un grado más de profundidad en la comunión con el Padre.

Uno puede orar sin buscar su rostro. Así como usted puede hablar con alguien sin mirar su rostro. Para poder mirar el rostro de alguien uno tiene que sentirse libre de culpa. Mirar el rostro es estar dispuesto a ser confrontado. Y es ahí donde muchas veces huimos fácilmente escondiéndonos aún en la misma oración para no ser confrontados por el Dios Eterno.

No puede prevalecer el rostro humano ante el rostro divino. Uno tiene que rendirse.

Como Isaías lo hizo:

“Vi yo al Señor sentado sobre su trono alto y sublime y sus faldas llenaban el templo…. Entonces dije: ¡Ay de mi! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundo, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” Isaías 6: 1,5.

Pedro ocultó su rostro ante Jesús. Sintió la confrontación del Maestro:

“Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”. Luc 5:8

Gedeón exclamó un grito de muerte:

Y viendo Gedeón que era el ángel del Señor, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto el ángel de Jehová cara a cara. Jueces 6:22

Abraham escondió su rostro muriendo así a sus planes y su identidad cambió. Y siendo Abraham de edad de noventa y nueve años, se le apareció El Señor y le dijo:

Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mi, y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mi y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abraham cayó sobre su rostro y Dios habló con él diciendo: He aquí mi pacto contigo, serás padre de muchedumbres y no se llamará más tu nombre Abraham, sino que será tu nombre Abraham porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes”. Gen 17:3-5

Jacob fue marcado por el rostro de Dios.

Y llamó Jacob el nombre de aquel Lugar Peniel: Porque vi a Dios cara a cara y fue librada mi alma. Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera”. Gen 32:30,31

Moisés ocultó su rostro para morir a su vida sin propósito.

Y dijo: No te acerques acá: quita tus zapatos de tus pies, porque el lugar en tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu Padre, Dios de Abraham, Dios Isaac, Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Éxodo 3:5,6.

Elías no pudo mantener su rostro mientras huía.

Y cuando lo oí Elías, cubrió su rostro con su mano, y salió, y se pudo a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz diciendo: Qué haces aquí Elías? I Rey 19:13.

Ahora podemos ver la razón por la cuál en 2 Crónicas 7, Dios habla primero de humillarse, luego habla de orar y nos sube a un tercer escalón al hablarnos de buscar su rostro.


Por eso el rey David dijo:

Escudríñame Oh Dios y ve si hay en mí camino de perversidad.

Nuestra nación comienza a sanarse cuando nosotros mismos, quienes conocemos a Dios personalmente no evadimos la confrontación divina luego de humillarnos y orar. En nuestras manos cae tremenda responsabilidad.



UNA NACIÓN SE SANA CUANDO NOS CONVERTIMOS DE NUESTROS MALOS CAMINOS.



“Y se convirtieren de sus malos caminos”

Regularmente cuando leemos esta parte del pasaje, respiramos profundamente y decimos… ¡Bueno… gracias a Dios ya estamos convertidos. Ya no andamos en malos caminos de licor, vicios y maldades!. La verdad es que en este pasaje Dios acá le habla a su pueblo. Todavía hay malos caminos en medio nuestro. Por eso buscar el rostro de Dios habla de confrontación y cuando Dios mismo nos confronta el único camino que nos queda por delante es la conversión. Conversión es dar la media vuelta y quedar con el rostro hacía donde estaba la espalda.

Cambio de espíritu, caminos, mentalidad y conducta.

• Los Cristianos determinamos el estado del pueblo de Dios y de la nación.
• Somos la sal de la tierra. Somos la luz en medio de la oscuridad.
• ¿De cuales males caminos tenemos que convertirnos?

CONVERSIÓN DE LAS SEIS “A” DEL LIDERAZGO.

• ARROGANCIA. Orgullo, vanidad, Indiferencia. Insensibilidad y orgullo religioso.

AUSENTISMO. Ausentismo de las personas, los lugares y las posiciones, deberíamos estar para hacer la diferencia. Damos la espalda para ver el deterioro que nos rodea y al dar la espalda a la realidad de nuestro pueblo, le damos la espalda a Dios, porque Dios está en el y con el pueblo.

AUTOSUFICIENCIA. Creemos que podemos salir solos adelante aunque el ambiente alrededor se deteriora. Creemos que sin orar por nuestra nación, nosotros mismos podemos escapar de el torbellino que se cierne sobre todos nosotros.

ANEDONIA. Perdida del placer en las cosas naturales de la vida. Y al perder el placer en la forma sana, nos hemos vueltos adictos para poder sentir mayor placer pero la verdad es que no disfrutamos de nada porque nos hemos esclavizado a la comida, los vicios, la Televisión, el trabajo. Nos hemos conectado adictamente a los aparatos y nos hemos desconectado de Dios, la familia, los amigos y nuestro pueblo.

ADULTERIO. (Pornografía, Adicciones sexuales, Pecado oculto). El sexo se ha convertido en nuestro dios. Los hogares aún de los creyentes se han resquebrajado y no sentimos el dolor del arrepentimiento.

AMARGURA. Resentimientos sin resolver. Perdida de perdón. Lamentamos el ayer y no disfrutamos del presente mientras enturbiamos las aguas del futuro. De todo eso tenemos que convertirnos. Hemos divido los pecados en pecados elegantes y pecados de bajo calibre, cuando pecado es pecado delante de Dios. Nuestros pecados que nos dominan son los mismos pecados que han hundido a nuestra nación pero en mayor escala. Es por eso que Dios nos confronta y nos pide conversión.

¿Cuáles son las promesas de Dios si nos humillamos, oramos, buscamos su rostro y nos convertimos?

“Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma”. Arthur Miller (1915-2005) Dramaturgo Estadounidense.



RESULTADOS DE ESTAS CUATRO ACCIONES NUESTRAS:



1.- DIOS OIRA. “ entonces yo oiré desde los cielos”. Dios promete oírnos. No hay ninguna duda que Dios abre su oído a la oración de sus hijos.

¿Acaso no oirá el que nos puso las orejas, ni podrá ver el que nos formó los ojos? Salmo 94:9

La seguridad de ser escuchados por Dios mismo es la más grande seguridad que los humanos tenemos. “Oración es el contacto entre la tierra doliente y el Dios de toda esperanza”.

2.- DIOS PERDONARÁ. “Y perdonaré sus pecados”.

Por tu gran amor, te suplico que perdones la maldad de este pueblo, tal como lo has venido perdonando desde que salió de Egipto. El Señor le respondió:—Me pides que los perdone, y los perdono. Números 14:19,20 .

Increíble seguridad de perdón, El Padre Eterno nos revela. Dios nunca da la espalda a quién con sencillez de niño pide perdón.

Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Salmo 32:1


Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Salmo 32:5

Y ahora llegamos a la medula de todo este proceso divino hacia la nación.

3.- DIOS SANARÁ LA NACIÓN. “ y sanaré su tierra”

“Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! Alza los ojos, mira a tu alrededor: todos se reúnen y acuden a ti. Tus hijos llegan desde lejos; a tus hijas las traen en brazos. Verás esto y te pondrás radiante de alegría; vibrará tu corazón y se henchirá de gozo; porque te traerán los tesoros del mar, y te llegarán las riquezas de las naciones. Te llenarás con caravanas de camellos, con dromedarios de Madián y de Efa. Vendrán todos los de Sabá, cargando oro e incienso y proclamando las alabanzas del Señor.

Tus puertas estarán siempre abiertas, ni de día ni de noche se cerrarán; a ti serán traídas las riquezas de las naciones; ante ti desfilarán sus derrotados reyes. La nación o el reino que no te sirva, perecerá; quedarán arruinados por completo.

Aunque fuiste abandonada y aborrecida, y nadie transitaba por tus calles, haré de ti el orgullo eterno y la alegría de todas las generaciones. Te alimentarás con la leche de las naciones, con la riqueza de los reyes serás amamantada. Sabrás entonces que yo, el Señor, soy tu Salvador; que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor.
En vez de bronce te traeré oro; en lugar de hierro, plata. En vez de madera te traeré bronce, y en lugar de piedras, hierro. Haré que la paz te gobierne, y que la justicia te rija. Ya no se sabrá de violencia en tu tierra, ni de ruina y destrucción en tus fronteras, sino que llamarás a tus muros “Salvación”, y a tus puertas, “Alabanza”. Isaías 60.

4.- LOS OJOS, LOS OIDOS Y EL CORAZÓN DE DIOS ESTARÁ CON NOSOTROS CONTINUAMENTE.

Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos, a la oración que se haga en este lugar; pues ahora he elegido y santificado esta Casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.

El Señor su Dios es quien la cuida; los ojos del Señor su Dios están sobre ella todo el año, de principio a fin. Deuteronomio 11:12.

Caminemos hacia esa conversión genuina, primero de nosotros mismos y luego de nuestra nación.

lunes, 1 de septiembre de 2008

DEMOCRACIA MULTI-REPRESENTATIVA


Resumen

La tesis central del presente artículo es que la representación política universal e inorgánica, inherente al modelo de democracia representativa, puede y debe ser mejorada con la incorporación de representación orgánica, por un lado, y de selección aleatoria de los representantes, por el otro, dando como resultado un nuevo modelo de democracia al que se denomina democracia multi-representativa. El propósito es ofrecer una respuesta institucional, y al mismo tiempo inspirada en la filosofía de la democracia participativa, al problema del "desencanto" de los ciudadanos con los resultados de la democracia representativa. Al asumir que ese desencanto y que las causas de estos deficientes resultados están en gran medida ubicados en los partidos políticos y en los procesos electorales, que son los principales componentes vinculados a la representación inorgánica, la defensa del nuevo tipo de representación, orgánica y aleatoria, se efectúa indicando cómo logra superar las fallas que se derivan de aquéllos. No se trata de adoptar una posición "anti-partido", sino de reconocer sus limitaciones estructurales y de intentar superarlas pluralizando la representación, que hasta ahora han monopolizado los partidos políticos, mediante la incorporación directa de la sociedad civil a las instituciones estatales representativas.



1. Democracia multi-representativa y nuevas tendencias de la teoría de la democracia


La insatisfacción con la democracia representativa de inspiración liberal ha dado lugar a lo largo de las últimas décadas a una creciente ola de autores, pertenecientes a las más variadas nacionalidades y corrientes del pensamiento político y social en general, que vienen coincidiendo en la necesidad de "repensar" la teoría de la democracia alrededor de algunos planteamientos comunes entre los cuales se encuentran : a) una democracia mucho más participativa y abierta, que reduzca las desigualdades extremas y favorezca en cambio la igualdad de oportunidades, que incorpore nuevos temas al debate, nuevos actores y nuevas formas de discurso político; b) una democracia mucho más comunicativa y deliberativa dentro de nuevas esferas públicas que trasciendan los estrechos límites de las instituciones políticas del Estado democrático-representativo; que forme una red de múltiples lugares públicos dentro de la sociedad civil en los que participen las más variadas asociaciones y movimientos sociales conectados comunicativamente entre sí y con las instituciones estatales; c) una democracia orientada a promover y proteger el bien común y el bienestar de la colectividad; d) una democracia que ofrezca numerosos centros de resistencia para contrarrestar las tendencias coactivas de las instituciones estatales; y e) una democracia que no discrimine las diferencias cada vez más variadas de estas sociedades postmodernas, sino que las asuma positivamente.

Sobre todo, la idea de las diferencias va más allá de las reconocidas por la teoría pluralista de la democracia que se sustentaba en un orden integrado de intereses. Las diferencias se presentan ahora de manera fragmentada y sin una clara base de consenso sobre la cual desplegarse . "En su ausencia, la diversidad se manifiesta como fragmentación. Tanto las sociedades latinoamericanas como las europeas se caracterizan hoy en día por la disolución de un horizonte cultural común en subculturas segmentadas." (Lechner, 1995: 113). Por lo que las instituciones del modelo pluralista encargadas de cumplir las funciones de "articulación" y "agregación" - los partidos políticos y los grupos de intereses- ya no resultan suficientes. Muy acertadamente, con el fin de enfatizar las diferencias del nuevo tipo de pluralismo, Connolly (1995) ha propuesto el término "pluralización" en lugar del de "pluralismo". Para otros autores, no hay una ruptura con el viejo pluralismo, sino que estaríamos en presencia de una nueva forma de manifestarse mucho más radical:

"Lo que parece ser una confrontación entre concepciones del pluralismo irreconciliablemente opuestas es, sin embargo, algo así como una exageración o exacerbación de posiciones que comparten ciertas creencias ideológicas. Las nociones de la diferencia que acentúan la singularidad étnica, racial, religiosa o de género son extensiones radicales, y no rechazos, del pluralismo..." (Wolin, 1996: 152).

Por mi lado, me hallo en sintonía con esta corriente renovadora. Sin embargo, estos esfuerzos por revisar la teoría de la democracia en los términos bosquejados anteriormente, a pesar de los avances ya logrados y de las coincidencias alcanzadas, tienen ante sí retos a los que es preciso dar respuesta si no se quiere que al final queden en una moda intelectual más, y, por el contrario, se aspira a que constituyan la fuente de verdaderos cambios políticos y sociales.

Entre esos retos se halla el de darle viabilidad institucional al proyecto de la nueva democracia, y dentro de él, el más concreto relacionado con el vínculo que ha de establecerse entre la multiplicidad de las esferas públicas e intereses diferenciados de la sociedad civil y las instituciones políticas de la vieja democracia representativa, cuya existencia no es negada por la gran mayoría de los pensadores, al menos en forma absoluta. Y es aquí donde, justamente, la democracia multi-representativa puede desempeñar un papel importante: el de servir de bisagra articuladora entre la pluralidad diferenciada de la sociedad civil y el principal órgano de la soberanía popular del modelo democrático liberal-representativo que es el Parlamento. Los múltiples intereses y diferencias de todo tipo, movilizados en el seno de la sociedad civil por los tradicionales grupos de presión, las organizaciones no gubernamentales, los nuevos movimientos sociales, instituciones sociales como las universidades y las iglesias, etc., tendrían en el Parlamento nacional, junto a la representación inorgánica de los partidos políticos, una representación directa y diferenciada que participaría en esa máxima instancia en la que se deciden los destinos de una sociedad y se crean las leyes que han de regir la convivencia política y social. Se trataría de llevar la sociedad civil al Congreso, proceso contrario al señalado críticamente por Castro Leiva (1998), quien ha manifestado acertadamente su preocupación por la posible "anarquización" de la función pública cuando se pretende sacarla del Congreso para llevarla a la sociedad civil.


2. Entre la democracia representativa y la democracia participativa


En todas partes, la filosofía política de la democracia participativa va sumando progresivamente nuevos adeptos. En Venezuela, específicamente, existe una amplia coincidencia acerca de la necesidad de reformar la actual democracia representativa que tenemos, a la que se la reconoce críticamente como excesivamente representativa, haciéndola cada vez más participativa (Molina, 1985; Combellas, 1988; Fernández, 1995; entre otros). Ello implica el convencimiento axiológico de que la democracia consiste fundamentalmente en la participación ciudadana en los asuntos públicos. Es una concepción sustantiva que rechaza la pretensión de reducir la democracia al decisionismo procedimental de la competencia y la regla de la mayoría. La misma COPRE, organismo oficial de la reforma del Estado y del sistema político en general, ha hecho de este planteamiento la tesis central de la filosofía política que inspira sus esfuerzos. En los trabajos y propuestas de reforma de los diversos autores se observa un mismo enfoque en el que: a) se contemplan los procesos de participación directa como complementarios o añadidos a la democracia representativa vigente; b) se proponen mecanismos de participación política directa de los ciudadanos, de los cuales sobresale, en el área político-constitucional, la figura del referendo en sus múltiples modalidades.

Por mi parte, también comparto esta filosofía política y he insistido, en forma bastante radical, que la verdadera interpretación de la democracia es la democracia de participación directa de todos los ciudadanos en los asuntos públicos que los afectan y definen su destino, y que, por consiguiente, no podemos conformarnos con la sola democracia representativa de la que he sido muy crítico:

"...hay que descartar definitivamente la idea de que la democracia representativa sea la forma normal y final de la democracia. No hacerlo significa falsificar el contenido de la palabra democracia haciendo pasar por tal lo que es su negación.

En lugar de ello, la institución representativa debe ser aceptada a modo de un mal necesario que se ha de aplicar mientras no pueda ser sustituida por fórmulas de democracia participativa. Y, en todo caso, se procurará morigerar sus efectos elitistas recurriendo simultáneamente a instituciones de democracia directa tales como el plebiscito, el referendum, la iniciativa popular y otras más que pudieran imaginarse con la utilización de los sorprendentes avances tecnológicos que continuamente se nos ofrecen en los campos de la informática y de los medios de comunicación que, a diferencia de las tradicionales mencionadas, promueven y desarrollan la comunicación horizontal inherente a la esencia de la democracia. La democracia representativa, combinada con procedimientos cada vez más participativos, ha de ser considerada en términos dinámicos como un proceso de despliegue de sus componentes participativos y repliegue de los representativos hacia un estado final de democracia directa, al que tal vez nunca se llegue, pero que servirá de norte orientador de una práctica permanente de transformación política. Sólo así entendida puede quedar justificada la representación formando parte de la democracia..." (Guevara, 1997: 67-68).

Y he propuesto, incluso, que el criterio para determinar y evaluar el contenido democrático real de un sistema político sea el de la adopción continua de medidas que amplíen la participación:

"...Postulamos que el criterio para decidir si un determinado sistema político es o no democrático ha de ser que se halle progresiva y permanentemente avanzando por la ruta que conduce a la democracia directa ideal; que no abandone la actitud de vigilancia constante y de aprovechamiento de las oportunidades que se le presenten, y de búsqueda y creación de otras nuevas, para proseguir por la senda de una sociedad cada vez más participativa..." (Guevara, 1997: 69).

Sin embargo, la democracia multi-representativa que abordo en este ensayo, aún cuando se mantiene dentro de la misma filosofía política de la participación, guarda diferencias importantes que la separan de las propuestas presentadas hasta ahora. El nuevo enfoque que quiero darle al tema es, aunque suene paradójico, ampliar la participación trabajando en el frente de la representación. Pienso que la insistencia en reformar la democracia representativa incorporándole instituciones de participación, pero dejando intactas las instituciones representativas existentes no es el camino más eficaz. La razón es que los resultados de la participación ciudadana en los asuntos públicos no son muy alentadores. Como Lijphart (1987) ha mostrado con suficiente respaldo empírico, el uso de los mecanismos de participación directa establecidos en las constituciones democráticas ha tendido a ser cada vez menor, consolidándose más bien el carácter representativo de las mismas. También en el campo de la participación en general, trabajos de investigación rigurosos no hacen sino confirmar el hecho de que el comportamiento de los ciudadanos en las democracias actuales no favorece la tesis de su progresiva participación, y de que existen crecientes desigualdades entre ellos a la hora de participar que van en desmedro de quienes disponen de menores recursos, entendidos éstos en forma amplia (dinero, tiempo, educación y habilidades organizacionales).

En verdad, la participación en los asuntos colectivos es un proceso muy complejo que requiere tanto de factores objetivos como de condiciones subjetivas. Es decir, que además de disponer de recursos diversos para poder dedicarlos a la participación, los ciudadanos han de estar dispuestos a invertir parte de esos recursos a la actividad participativa, lo cual supone una actitud ética o espíritu cívico que proporcione al ciudadano la experiencia de sentir el tipo de satisfacción que se deriva de la acción colectiva solidaria y lo haga superar la racionalidad económica que lo lleva a inhibirse de participar en la consecución de los bienes colectivos. Tal como ha mostrado la teoría económica de la política, la participación es un proceso, además de complejo, muy costoso. (Downs, 1957; Olson, 1971).

Y es aquí donde llegamos a una suerte de círculo vicioso, pues para participar se necesita condiciones que el desarrollo de la actual civilización no promueve sino que más bien las niega. La creciente desigualdad en la distribución de los recursos que acompaña al proceso de globalización del capitalismo, niega a priori la posibilidad de participar a grandes mayorías de la población por carecer de la cantidad mínima de ellos necesaria para hacerlo. En cuanto a las minorías que sí disponen de recursos, la ausencia de un nivel de desarrollo ético y moral superior, que tampoco promueven las sociedades postmodernas, las lleva a utilizar esos recursos en actividades privadas de consumo y disfrute que, por su variedad y cantidad, han hecho del tiempo de vida disponible algo sumamente valioso y escaso. Por consiguiente, hemos de ser prudentes y realistas al plantearnos metas concretas de democracia participativa y, sobre todo, no crearnos falsas expectativas a la hora de diseñar nuevas instituciones.

Por eso pienso que, sin abandonar - por supuesto- las reformas dirigidas a establecer procesos de democracia participativa, es mucho, y tal vez más productivo, lo que puede hacerse aún del lado de la representación. Entre la democracia representativa, oligopolizada por los partidos políticos, y las propuestas de perfeccionar la democracia con procedimientos de participación directa, hay un vacío y un terreno fértil en el que se puede trabajar creativamente. La democracia multi-representativa quiere llenar en parte ese vacío. Se aspira con ella a contribuir a la causa común de la "democratización de la democracia" (Combellas, 1988: 51 y ss.) ampliando y mejorando la participación dentro de la representación.




Entradas populares

Seguidores

Vistas de página en total