PROMETEO Y EL ALPINISTA
__ ¿A quién elegiremos, para resguardar el divino fuego del conocimiento, que nos hace superior a todos los seres del universo y estamos facultados a ser dioses y gobernar a nuestros deseos a todos los mortales? __ En sublime asamblea en el Monte del Olimpo, Zeus y las principales deidades, esto ponderaban.
Después de mucho analizar la elección, Zeus señaló: __ Prometeo es el titán más adecuado, fuerte, leal y de voluntad inquebrantable.__ Todos los demás dioses ratificaron esta afirmación.
A Minerva, diosa del conocimiento, Zeus la designó para llamar a Prometeo; y así entregarle en persona la tea de la cognición. La bella deidad transitaba velozmente sobre las alas del viento y en un breve instante llegó donde el titán elegido; ordenándole, que el padre de todos los dioses lo citaba inmediatamente ante la divina asamblea del Monte Olimpo.
En forma temerosa y respetuosa advino el elegido ante el concilio y dijo : __ Prometeo, titán por mandato de Zeus, se presenta ante la majestuosa corte del Monte Olimpo, presidida por el padre de todos los dioses y compuesta por omnipresentes, omnisapientes y plenipotenciarias divinidades, presto a cumplir diligentemente sus designios por todas las eternidades.
__ Titán Prometeo, eres elegido por la fidelidad a nosotros, para el caro encargo de ser guardián del conocimiento, fuente reservada para los dioses y otras deidades, que nos hace superior a toda criatura. Si alguna vez dejase que los humanos o cualquier otro ente viviente, se acercara a la divina llama de la cognición, traicionarás este mandato y serás condenado eternamente al más cruel de los suplicios. Además, sin mi autorización, no debes permitir que ningún dios, permanezca al lado de la tea sublime. Hasta usted debe mantenerse a prudente distancia. Puede retirarse.__ Así concluyó Zeus.
Prometeo ganó la confianza del padre de los dioses, elegido guardián del fuego divino del conocimiento; era envidiado por todas las divinidades, quienes inmediatamente empezaron a conspirar, esperando que el excelso Zeus lo destronara de su digna posición. El titán no le daba importancia a esas intrigas, tenía más de una eternidad, para que los adversarios se cansaran de ser voces saturadas de infortunio.
La sublime llama de la cognición es custodiada celosamente por el guardián, dando cumplimiento fiel a la palabra ordenada por Zeus. Muchas divinidades se acercaban, tratando de sobornarlo, para aumentar sus conocimientos y emular al padre de las deidades. Prometeo percatado de que la existencia de los dioses era monótona, con demasiado tiempo y pocas cosas para hacer, todo se circunscribe a repetir aburridas rutinas; verifica que las entidades deíficas no duermen, ni ingieren alimentos, ni agrandan su progenie; solamente Dionisio, a veces, degusta algunos tragos de vino. Sí, invierten una eternidad en chismes y conjeturas, que les degradan a la irracionalidad.
Prometeo observa que la vida de los humanos es más hermosa y trascendente, que la de los dioses; aunque son simples mortales excluidos de la tea del conocimiento. En la corte divina de Zeus, existe demasiada envidia y traición. No hay sensibilidad hacia las demás criaturas de la creación. Las deidades existen en el limbo de su rancia nobleza. Y cualquier pequeña obra o acción la magnifican, todo está hecho y les queda una aburrida eternidad.
El políglota y noble Prometeo, se compadece de la pobreza material del género humano, falto de alimentos, vestidos y herramientas para defenderse de las bestias salvajes; sus hogares son rústicas cavernas temporales y su existencia muy miserable. Pero le agrada la unidad societaria de los entes vivientes denominados hombres y mujeres, la familia, el amor y la solidaridad, que les hace entregar la vida en una cacería, para que el grupo lleve a la comunidad un trozo de carne.
La existencia de Prometeo es monótona, igual que la de los dioses; quería ser mortal, tener mujer y conformar una familia; pero, siendo guardián de la divina tea de la cognición, no tenía derecho a tales cosas. No hay gloria en una eternidad cuidando el conocimiento, sin acceder al mismo, aún anhelándolo. El tiempo se hace muy tedioso, cuando nos envolvemos en la telaraña gigante de la envidia y el chisme, que degradan hasta a las divinidades.
Pasando los siglos, se acrecienta la sensibilidad del titán hacia la humanidad. Un día llamó a las personas y les entregó la divina llama del conocimiento, los hombres y mujeres se transformaron en seres inteligentes, son liberados de las crueles cadenas de la ignorancia, que convierte al género humano en bestias salvajes.
Zeus, con aspecto de dios iracundo y derrotado, preguntó: __ ¡Prometeo! ¿Qué has hecho? El sacro templo donde descansaba la divina tea de la cognición ha sido profanado. ¿Qué seres impuros raptaron el conocimiento? Acaso, eres cómplice de esta tragedia.
__ Gran dios Zeus, por falta de la luz del conocimiento, he visto la miseria de los humanos. Contemplé que las deidades, no les daban ninguna utilidad a la divina tea de la cognición y decidí entregarla al género humano.__ Contestó cabizbajo el titán Prometeo.
__¡No sabes las consecuencias de tu actuación!, nos ha quitado la majestad y la gloria de dirigir a los humanos, ahora ellos entenderán los misterios del universo. La inteligencia se entrega a alguien y luego no se le puede despojar, por tanto, convertiste a todos los mortales en dioses. Ya no serán seres sumisos y obedientes, tampoco nos adorarán, ya tienen la cognición. Nuestra farsa divinidad, ha sido desvelada, porque sobre la ignorancia se erige nuestra fortaleza. El día que las herramientas hablantes tengan sabiduría, pierdan sus temores y sometan sus pasiones, los hombres nos gobernarán, pues serán más poderosos que todos las divinidades del Monte Olimpo. __ En forma irritada y llorosa, adujo Zeus.
__ ¡Les dijiste a los humanos el gran secreto del poder! ¿Cómo se someten los temores y pasiones ?__ Inquirió Zeus a Prometeo.
__No, gran dios. Mis conocimientos no son tan profundos, soy un simple titán con mucha fuerza muscular y elementales razonamientos.__ Prometeo conoce la forma, que permite a los humanos conquistar sus temores y pasiones, pero no le conviene manifestarlo.
__ Eternamente serás condenado a estar encadenado, una arpía durante la noche te desgarre el hígado y luego durante el día empiece un penoso proceso de recuperación. Posteriormente en cada nocturnidad volverá a herirte. Nadie de los nuestros te socorrerá, así sempiternamente por haber desobedecido la orden, cualquier ser viviente que te visite morirá.___ Esto sentenció Zeus.
__Comprendo que falté a mi deber, condéname a ser mortal e inmediatamente morir en paz, en vez de sufrir por una eternidad, te lo imploro gran Zeus.__ Solicitó Prometeo.
__Déjame cumplir con el deber de administrar justicia sobre tus nefastos hechos, ya que no cumpliste con el tuyo, guardando la tea del conocimiento; esta es tu sentencia y así será por toda la eternidad.__ Ordenó Zeus.
El triste Prometeo es encadenado en elevado acantilado, allí empezó la primera noche de suplicio. La arpía, ser fabuloso, con rostro de mujer y cuerpo de ave de rapiña, con largas garras, lacera su vientre y destroza su hígado. El titán observa impotente cómo aquel pájaro, a picotadas daña su zona hepática, desde el atardecer hasta el amanecer, cuando se desmaya y el sol le concede nuevas fuerzas.
Han pasado milenios y Prometeo sigue encadenado, no recibe ninguna visita de los falsos dioses, el sitio es inaccesible. Los humanos no conocen el lugar de su detención.
Un alpinista, se propuso escalar aquel acantilado sombrío, los antiguos marineros dicen, que es el nido de la novia de Lucifer, donde un ave extrañísima llega con el crepúsculo vesperal y se escuchan gritos terroríficos a gran distancia.
El escalador no concedió crédito a los cuentos de marineros y empezó su ascenso al acantilado, luego de ocho horas, llegó a la cúspide. A distancia de la vista humana, pudo observar un hombre musculoso y gigante, con inmensas cadenas que sujetan sus extremidades. Se acercó sigiloso y pudo contemplar la herida en su vientre, que misteriosamente estaba cicatrizando; la cabeza de Prometeo, atraída por la gravedad, descansa sobre su pecho; abrió los ojos y la luz del sol se refleja como dos grandes faros.
__¿Quién te ha enviado?__, preguntó Prometeo.__ ¿Nadie?__, en forma lacónica contestó el alpinista.
El escalador verificó que se trataba de un ser sorprendente: __ ¿Quién y por qué te han encadenado?__, inquirió el atleta.__ Mi historia es larga, soy Prometeo, otrora titán guardián del divino fuego del conocimiento, me compadecí de la desdicha en que vivían las personas, desobedecí el mandato de Zeus y entregué la llama de la cognición a la humanidad, para que pudiese prosperar y todos los hombres y mujeres disfrutaran de alimentos, vestimentas, techos, entre otras cosas. Por eso, estoy condenado a este suplicio. Durante miles de años, no he tenido comunicación con la humanidad y es mejor, porque todo ser biosíquicosocial que se me acerque morirá irremisiblemente. Pero, por el cielo cruzan grandes pájaros de metal, que dejan una estela de humo e inmensas casas transitan por la mar. El género humano debe haberse superado mucho, ya no tienen una vida miserable, la luz de la sabiduría se ha generalizado y les ha liberado de la pobreza. Siguen siendo solidarios, recuerdo que muchos ofrendaban sus vidas, para que la comunidad comiese una ración de venado.__ Argumentó el titán.
Respondió el alpinista: __ La sociedad ha cambiado mucho en los últimos milenios. Ahora impera el individualismo y las personas ya no son solidarias. Cuatro hechos son trascendentes en la historia de la humanidad, en Grecia crearon la democracia, que dignifica al género humano; la persona del Maestro Jesucristo, que predicó la ideología del amor, que libera y sobrepasa todo entendimiento humano; el navegante Cristóbal Colón, que descubrió nuevos territorios, denominado el Continente Americano; y el hombre visitó la Luna y pretende llegar al Planeta Marte. Esos pájaros metálicos y las casas que andan por la mar, son aviones y barcos, fabricados por el trabajo colectivo. Tristemente te digo, que el género humano sigue sometido por la miseria. He viajado por todo el mundo, hay lugares de la tierra, donde las personas viven peor, que tres mil años atrás, porque hasta la madre naturaleza, se niega a parir frutos, como en el Continente Africano. Existen naciones que han sido apartadas de la luz del conocimiento que trae el desarrollo. Inclusive, a algunos países de América, los llaman despectivamente repúblicas bananeras, una de ellas, únicamente ha inventado el agua en fundita y el chasis de la camioneta Roka; pero cómo pueden progresar, si casi todas carecen de energía eléctrica, indispensable para la producción de riquezas.
Entristeció la mirada de Prometeo: __ Parece que mi suplicio es inútil, miles de años encadenado aquí, porque los dioses tenían la tea del conocimiento secuestrado y estaba prohibido que los mortales lo poseyeran, entregué la luz de la cognición a la humanidad; ahora, los propios hombres ocultan la ciencia, para esclavizar a otras tribus. Esta es mi mayor desdicha.
Explícame, inquirió Prometeo: __ Qué invento es ese del agua en fundita, he pasado tanto tiempo encadenado, que no entiendo muchas cosas en la actualidad.
El alpinista contestó: __Parte de la humanidad no puede ingerir agua potable, venden el líquido en pequeñas funditas, eso es lo que acontece.
El titán argumentó: __ Con relación a la falta de abastecimiento eléctrico, la madre natura dota a la humanidad de recursos naturales con potenciales inmensurables. El sol y la mar son fuentes constantes de energía. Por tanto, en la costa marina se debe construir un estanque resistente, preferiblemente de grafito, en forma cilíndrica de cincuenta metros, con una altitud de un quinto o las proyecciones requeridas. La mitad del tope, cubierto con niveles convexos de cristales refractarios en forma de pirámide invertida con escalones entrecortados, colectores de potencia de los rayos solares, creando la ebullición del agua, que generará la fuerza destinada a transformar el movimiento mecánico en energía eléctrica. Además, del vapor de agua, se puede extraer hidrógeno puro y agua buena, para que el pueblo sacie su sed.
__ ¿Qué puedo hacer para ayudarte, te libraré de las cadenas?__, manifestó el alpinista.
Contestó el titán: __Nada, retírate, tu vida corre inminente peligro, es mandato de Zeus, que todo ser viviente que me visite inexorablemente muera, ningún mortal puede librarme de este suplicio, tengo la fuerza muscular de miles de hombres y no me alcanzan para sustraerme de estas cadenas. Seguiré aquí atado, con mi rostro al sol, aunque unos me condenen eternamente y otros no me agradezcan, puede ser que mi esfuerzo haya sido en vano, siempre convencido de que actué con justicia, soy libre ante el supremo tribunal de mi conciencia. Márchate, desciende con cuidado de este acantilado, la tarde avanza y el crepúsculo vesperal, trae consigo mi dolor, no quiero que veas la cruel consumación de mi sentencia y que pierdas tu vida por mí. Tu visitación me deja una inmensa desdicha, añadida a mi sufrimiento, saber que parte de la humanidad ha sustraído el conocimiento. Dile a las personas, que no se dejen dirigir como herramientas hablantes, únicamente el amor conquista las pasiones y temores; así los entes biosíquicosocial, como obra máxima de la creación, deben convertirse en seres superiores; nunca quieran ser dioses, ni animales, sean ustedes mismos, personas que rindan culto al más superior de todos los conocimientos: el amor.
El alpinista apesadumbrado se disponía a retirarse del lugar, cuando escuchó el ventarrón de la voz de Prometeo que inquirió: __ ¿De dónde eres?
El escalador se había retirado a cierta distancia y volviendo al encuentro de Prometeo, trató de hablarle en su lenguaje, entonces le contestó: __ Soy de una tribu donde a veces el pueblo come carne, bebe agua en fundita y hace más de tres décadas que la electricidad es una deficiente quimera. Vengo de Quisqueya, la tierra que más amó Colón; de allí es el Cacique Enriquillo y Juan Luis Guerra.
El viento se agita y disipa la voz del alpinista, quien todavía se encuentra a cierta distancia.
__ ¿De dónde, no escuché bien. En qué continente vive esa pobre tribu?__, averigua el titán. Pero, mientras formulaba la indagación, observó el advenimiento del ave infernal, muy convulsionado le ordenó al alpinista: __Retírate, márchate de prisa, ahí viene la arpía, tu vida está en peligro.
El alpinista tiene las palabras a flor de labios para contestarle con voz fuerte, pero miró al horizonte y pudo contemplar un ser esperpéntico de chillidos extraños, que se desplaza a una inmensa velocidad, el instinto de supervivencia, le hizo salir huyendo; el asustado no tiene buena retentiva mental, toda la capacidad intelectiva quedó desactivada, ya no recordaba su nombre, ni de donde es. Su reacción está concentrada en descender del acantilado; en su retirada, la penumbra de la noche arropó el cielo, mientras los gritos de Prometeo martillan sus oídos. Milagrosamente llegó a la playa, aborda el bote y se lanza a la mar. A lo lejos escuchó el último gemido del titán.
El alpinista temeroso conduce un bote con dos poderosos motores fuera de borda; sus pensamientos siguen centrados en la arpía, si aquella ave mefistofélica lo persigue, para acometer contra su persona el designio de la muerte. ¿Por qué lado del navío atacaría?, ¿morir atravesado por fuertes garras?, estos razonamientos inquisitorios sobrecogían su alma, pues recuerda que Prometeo manifestó que todo ser viviente que le visite, también está condenado a dejar de existir. Una fuerte linterna servía para alumbrar, sus ojos parecen dos faroles desorbitados. Recorre unos ochenta kilómetros que separan al islote de tierra firme; arriba a la playa, no atina a amarrar la lancha y empezó a correr sendero adentro hasta encontrar una casa, donde pidió socorro, le abrieron la puerta, exhausto cayó en el suelo, únicamente pudo decir: __ por un chin me jodo.__ Entonces se desmayó, pero ya está a salvo o por lo menos eso parece.
